LA SINUSITIS Y SUS IMPLICANCIAS DENTALES
El seno maxilar o antro de Highmore comienza a desarrollarse a las doce semanas de vida intrauterina.
Al nacimiento, el maxilar superior está ocupado por los gérmenes dentarios y a los cuatro o cinco meses ya es visible radiográficamente.
En gran parte este crecimiento se debe a la neumatización de los al-veolos maxilares una vez que erupcionan los dientes permanentes.
El crecimiento hacia abajo del seno maxilar deja al orificio de drenaje en una posición más alta que el suelo del seno, lo que es desfavorable para el drenaje gravitacional del mismo.
La relación de los dientes maxilares superiores con el seno varía de acuerdo con el tamaño del seno y con el grado de neumatización del proceso alveolar, así como con la edad y el estado de preservación de la dentición.
Las raíces del primer y segundo molar son las que más comúnmente se encuentran en proximidad con el seno maxilar, seguido de las raíces de los premolares.
Normalmente las raíces se separan del seno por una capa ósea de espesor variable, pero en ocasiones pueden estar separadas únicamente por la mucosa
De este modo es fácil entender que la infección periapical o la infección periodontal de los molares superiores pueden extenderse y afectar al seno maxilar.
El seno maxilar se encuentra revestido por una mucosa constitui-da, a su vez, por un epitelio cilíndrico ciliado seudoestra-tificado ("epitelio respiratorio") que contiene células secretoras de moco caliciformes interpuestas.
Este epitelio descansa sobre una fina lámina propia de tejido conectivo laxo y fibras elásticas, que se continúa con el periostio subyacente.
Cada célula epitelial tiene unos doscientos cilios móviles que producen un movimiento ondulante regular y sincrónico propulsando el moco y las partículas adheridas hacia el orificio y a través de este a la cavidad nasal14.
La mucosa del seno maxilar tiene una gran capacidad regenerativa, de tal modo que se puede regenerar el epitelio ciliado con una función normal incluso tras la extirpación quirúrgica completa del revestimiento.
La típica triada sintomática en la sinusitis es: congestión u obstrucción nasal, secreción nasal patológica y cefalea.
Los pacientes también pueden referir otros síntomas como faringitis, dolor ocular, odontalgia, halitosis, mal gusto, etc.
Los dientes posteriores y el seno se encuentran tan próximos que no es sorpren dente que los signos y síntomas de ambos se confundan.
El dolor de la sinusitis puede ser intermitente o constante y variar dependiendo de la posición.
En la sinusitis maxilar existen formas agudas y formas crónicas. Las formas crónicas son menos frecuentes y pueden ser casi asintomáticas.
Contrariamente a lo que se pensaba antes, en los senos maxilares aparentemente sanos se pueden encontrar tanto bacterias aerobias como anaerobias, similares a las especies encontradas en la sinusitis.
Las dos especies más comúnmente aisladas en las sinusitis agudas y sinusitis crónicas son el Haemophilus influenzae y el Streptococcus pneumoniae.
El Haemophilus influenzae se encuentra más a menudo en las sinusitis agudas de los niños. Por el contrario, en las formas crónicas predominan los gérmenes anaerobios.
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